Cuando era pequeño tuve la oportunidad de participar en las ligas de beisbol infantil y media que organizaba el Club de Leones y en varias ocasiones tuve la oportunidad de representar a mi comunidad en los campeonatos distritales, sin embargo, nunca logramos el campeonato. Ojalá pudiera decirles que no lograr el campeonato fue la parte más desgarradora de aquella etapa de mi vida, pero no lo fue. La parte más desgarradora fue escuchar las palabras que los padres decían y en ocasiones gritaban.
Nunca olvidaré la forma en que los compañeros dejaban caer la cabeza o se molestaban aventando el bate o la manilla, cuando escuchaban a sus padres hacer esos comentarios. Aprendí mucho durante esos años sobre cómo los padres pueden destruir la autoestima. Mi hijo no resultó ser un deportista, a decir verdad, no siente la más mínima atracción por ninguna disciplina deportiva, a pesar de esto, recuerdo lo difícil que fue esta época para mí y por eso quiero compartir 5 frases que destruyen la confianza en nuestros hijos y que como padres debemos evitar.
1. "¿Qué estabas pensando?"
En nuestra casa tenemos la regla de no llevar bebidas o comida a las recámaras, para evitar accidentes e insectos en las habitaciones. Hace un par de noches, encontré a mi hijo tratando de limpiar un derrame en su habitación. En ese momento sentí como tenía el “¿Qué estabas pensando?” en la punta de mi lengua. Pero en lugar de usarlo, en lugar de degradarlo, me senté en el piso, lo ayudé a limpiar el derrame y simplemente le pregunté si había entendido mal las reglas. Estuvo de acuerdo en que las desobedeció y por ende sus acciones tendrían consecuencias. De esta forma reforzamos la disciplina de nuestros hijos sin destruir su autoestima.
2. "¡Supéralo!"
Una vez, durante un partido, un jugador del otro equipo estaba visiblemente dolido. Su padre le gritó ¡supéralo!. Vi al chico llegar a su posición y mirar hacia arriba con lágrimas corriendo por su rostro. Por lo general, así es como los padres destruyen la autoestima. Su padre tenía la intención de ayudarlo, pero terminó haciendo lo contrario. Si bien nuestra intención puede ser endurecer y fortalecer a nuestros hijos, decir ¡supéralo! es negativo. Una alternativa positiva sería, ¡Vamos, tú puedes con esto!. Una de las mayores acciones de fomento de la confianza que podemos tomar por nuestros hijos es reforzar que creemos en ellos.
3. "¿Qué pasa contigo?"
A medida que nuestros hijos crezcan, habrá ocasiones en las que, honestamente, no comprendan lo que está sucediendo con sus cuerpos, sentimientos y emociones. Como padres, debemos convertirnos en un destino seguro para que nuestros hijos vengan y hablen sobre lo que está sucediendo. Cuando decimos ¿Qué pasa contigo?, sin querer comunicamos que no nos gusta lo que está pasando, lo que destruye la confianza de un niño. Es mejor hacer una pregunta como ¿Estás bien? Si bien es similar, esto proviene de un lugar de curiosidad y preocupación, no de frustración.
4. "¿Tú me estás tomando el pelo (me estas gruveando)?"
Una vez, en el campo de beisbol, uno de los papás recibió un pelotazo en la espalda, se dio la vuelta y le gritó a su hijo ¡Tú me estas gruveando! Culpó a su hijo sin darse cuenta de que no fue él quien lanzó la pelota. Vi a su hijo encogerse de miedo. Su padre no le dejaba explicar lo que realmente había sucedido. Esta pregunta hace que nuestros hijos nos tengan miedo. Haga todo lo posible por observar sus reacciones en cada situación e intente eliminar esta frase de su vocabulario. Incluso en el calor del momento, baje la velocidad y responda a la situación de manera adecuada, y eso puede significar que no diga nada durante unos minutos, ojo “Las miradas también dicen mucho».
5. "¿Por qué no puedes ser como ...?"
Durante los juegos, siempre escuchaba a algunos padres hablar sobre el jugador estrella y lo bueno que era. En una ocasión, uno de los papás entró al campo y lo escuché hacerle una pregunta a su hijo: «¿Por qué no puedes ser como José?» Su hijo ingenioso respondió: ¡Porque me llamo Jorge! Me hizo gracia, sin embargo, sabía que esa pregunta del padre había lastimado a Jorge, ya que a mí me la hicieron muchas veces. Cuando los padres hacemos una pregunta como esta, estamos comunicando que no creemos que nuestros hijos sean lo suficientemente buenos. Pero si queremos que nuestros hijos tengan confianza, no podemos comparar a nuestros hijos con sus compañeros. Aceptemos quiénes son y digamos «Lo hiciste bien, trata de mejorar cada día«.